Por Pegaso
El reportero policíaco del periódico El Rotativo llegó a la redacción con su libreta en mano y la cámara al hombro.
-¿Qué traes para la portada?-le preguntó el Jefe de Información, Alonso Revilla.
-“Nada interesante. Hubo un accidente en un edificio en construcción; falleció un albañil”,-contestó Luis Cabrera, el reportero.
-“Ve a revelar al cuarto oscuro y me traes las fotos que tengas”,-le indicó Revilla.
Momentos más tarde, Cabrera puso en la mesa de Revilla varias fotografías de detenidos, un accidente de tránsito y el acercamiento del cuello de aquel albañil que murió de manera trágica.
En el cuello se observaban heridas circulares causadas por los alambres que penetraron la epidermis y causaron una abundante hemorragia.
El avispado Jefe de Información vio, inmediatamente, una historia sensacionalista.
Al día siguiente, la portada de El Rotativo mostraba un gran encabezado con tinta roja que decía: “Ataca vampiro”.
En el cuerpo de la nota se relataba cómo durante la noche del suceso el trabajador de la obra fue sorprendido por una criatura de la noche y le había succionado gran parte de la sangre, lo que a fin de cuentas causó su muerte.
Citaba una fuente de la Comandancia de Policía.
En los siguientes treinta días, el ataque del vampiro se convirtió en la noticia más relevante.
Está de más decir que El Rotativo dio puntual seguimiento a esta noticia y a otros supuestos “ataques” a personas descuidadas que deambulaban por las calles a altas horas de la noche.
Se generó tal sicosis, que los noctámbulos preferían refugiarse en sus casas antes de caer el sol.
En la colonia Benito Juárez, donde el vampiro atacaba con más frecuencia, las puertas de las casas estaban adornadas con cruces blancas de cal y grandes coronas de ajos porque eso era lo que se recomendaba en el diario.
Pero como ocurre con toda noticia, pronto llegó al punto de la saturación y la gente empezó a dudar de su veracidad.
Manuel Sartana, quien se dedicaba a vocear el periódico en un vetusto Volkswagen, fue recibido en el sector de la Juárez a pedradas, y tuvo que salir huyendo. Las ventas, que durante un mes habían estado por las nubes, cayeron estrepitosamente.
Al ver que ya no podía explotar más el tema, Alonso Revilla sacó al día siguiente: “El vampiro fue visto por última vez rumbo a Monterrey”.